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11 mayo 2010

Si alguien pudiera

   ¿Será el clima? ¿Será la cama? ¿Será la almohada? ¿Serán los quehaceres domésticos que allá no hago y acá sí? Si alguien pudiera decirme por qué en Buenos Aires no me duele nada y acá me duele hasta el pelo, yo agradecida.

   Ahora que lo escribo: ¿será que esas dos semanas en Buenos Aires estaba con todas las neuronas ocupadas en otros dolores y no me quedó ni un poco de espacio para el dolor de la osamenta? ¿Será que recién ahora el cuerpo me va pasando la cuenta de tanta angustia y tanta pastilla y tanto vuelo y tanta mierda?

   Oh qué será qué será.

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