El albaicín
En autobús diminuto que recorre el barrio y sube y baja por callejones por donde no se puede creer que pase, rozando las paredes de piedra, con la gente adherida a los muros para hacerle lugar, con una vistas divinas de toda Granada, recorrimos el barrio y bajamos del otro lado, en la Puerta de Elvira. Todo el paseo por un 1 euro. Recorrimos de arriba a abajo la calle Elvira, donde busqué y encontré la cuestecita repleta de teterías ( gracias por el dato Inma, valió la pena), de venta callejera, de moros, que están aquí de vuelta ya sin Alhambra pero me parece que menos dispuestos a entregar las llaves que su antepasado Boabdil, y llegamos por fin de vuelta al hotel muertos de cansancio. Ducha, diez minutos de descanso, y a cenar. Esta vez tocó tasca gallega: pulpo a feira, navajas, zamburriñas, sepias, una copa de Albarinho, membrillo y queso de cabra, a caminar un poco para bajar la panzada, y a dormir. Mañana será otro día.
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