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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

06 abril 2009

Para qué

Infinitas veces me pregunté desde que estoy acá (vivo acá?; no, mejor estoy acá) para qué, por qué. Qué tenía que venir a hacer yo tan lejos de casa, tan lejos de casa. Quién sería yo acá, qué sería yo acá.

Curiosamente parece que es en los breves, y apenas dos, viajes que hice a Buenos Aires durante este tiempo donde voy encontrando respuestas, o al menos caminos, delgados surcos que me van llevando a las respuestas.

Me dan tanto terror los aviones, me alteran de tal manera los vuelos interminables y los cambios fatales de escenario que no soy capaz de pensar demasiado hasta que no estoy de vuelta, todavía con la excitación del viaje pero ya reposada, sedentaria otra vez. En estos primeros días del regreso acomodo lo que traje, pongo orden en las cosas o lo intento, busco lugares que nunca terminan de convencerme para cada cosa, y me obligo a mirar y remirar una y otra vez lo que me parece ajeno, de otra vida. Entre otras cosas las fotos. En el viaje anterior y también en este traje conmigo fotos muy viejas que encuentro desordenadas e inútiles en la casa de mamá, mal amotonadas en ese mueble que parece una bellísima caja de Pandora. Cuando las elijo en Buenos Aires no soy capaz de definir con qué criterio conservo esta y descarto esta otra; por qué me quedo con esta en la que lloro, apenas un bebé, sentada a la sombra de un pino, quién sabe dónde, mi hermana sin dientes sonriendo a mi lado, divertida. Por qué con esa otra en la que me miro las zapatillas de baile, disfrazada de margarita con un vestido de piqué blanco del que recuerdo con una memoria precisa y urticante el tacto áspero, en el escenario de maderas ruidosas de mi colegio, rodeada de Elvira, de Marilé, de Lilita, de tantas amigas que me acompañaron en el camino de la infancia. O esa en la que Cristina papá y yo miramos a la cámara entre sorprendidos y desafiantes, las tres cabezas muy juntas.

Ahora, cuando las voy mirando y remirando, me voy dando cuenta de que cada una de esas imágenes tiene un sentido, forma parte de un itinerario que en algún lado yo había olvidado y que recién ahora recupero. Esa que veo en las fotos soy yo; me muestra no sólo lo que fui sino lo que soy todavía; esa soy yo. Allí está lo que ven los demás cuando me ven, y lo que yo durante tanto tiempo no pude ver de mí misma. En alguna parte del camino me perdí, dejé el timón, me salí del cuadro. Pero en las fotos estoy ahí, ocupo un lugar entre mis padres y mi hermana, entre mis amigos de infancia y mi casa, mi escuela, los lugares también lejanos a los que viajé de niña, sin terror de los aviones.

Quizás haya tenido que venir tan lejos, tan lejos de casa, para saber quién soy; para encontrarme de nuevo conmigo, en una cita ineludible. Quizás sea que era el momento de volver a ser la protagonista y el centro de mí misma. Quizás sea que para encontrarme y recuperarme tenía que abandonarme, dejarme ir, dejar hacer al viento de la vida.

Después de todo no está mal. No está tan mal estar tan lejos de casa.

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