La foto me parece ahora como de otra vida, muy lejana: mamá nos llevaba a aprender baile folklórico alguna tarde por semana al Club Mitre, el típico club de barrio que cumplía tantas funciones en los primeros 60 (desaparecieron todos; está bastante bien mostrado en la película Luna de Avellaneda); en realidad aquellas clases de baile de "las nenas" eran la excusa perfecta. Mamá aprovechaba la tarde para visitar a sus amigas; y yo aprovechaba esas clases para por fin bailar con chicos, con chicos de verdad, y no chicas disfrazadas de chicos como me pasaba en la escuela. Todo un logro del que la foto es testimonio. Y de paso mientras mamá charlaba con sus amigas, terminada la clase, nos convidaban con una tartita de vainillas y quaker con chocolate que hacía una de ellas que era la mismísima gloria del paladar. (¿Será que estaré a tiempo todavía de averiguar la receta? ¿Será que por estas tierras existe el quaker?)
Creo que lo más gracioso de la foto son los zapatos con tirita de Grimoldi, que no parecen muy criollos. En fin: que todo esto me lleva a la lejanísima infancia como si se tratara de una alfombra mágica.
No tiene ninguna importancia "patriótica", pero sucede que buscando cómo explicarle a Ángela qué es un cielito, o qué es el pericón, encontré estas cosas, que son la mejor explicación y creo que la única que se me ocurre.
No había en mi infancia celebración del 25 de mayo sin Cielito de la Patria. Ensayábamos horas y horas, y ahora que lo pienso quizás no estaba mal que aprendiéramos a hacer algo que sólo podía hacerse entre todos (en mi caso, escuela de niñas, entre todas). Se ve que después, en algún momento, nos olvidamos. :-/
Con ustedes
el cielito y
el pericón
5 Comments:
Gracias, gracias, me siento muy honrada de que hayas dedicado esta entrada para explicarme estas cosas. La verdad es que viendo el cielito y el pericón, me he dado cuenta de que, aparte de algo de música, del tango y de las boleadoras, no sabía nada del folklore argentino, mirá vos.
Quién te iba a decir cuando te sacaron esta foto que un día la podríamos ver desde la otra punta del mundo. Es muy graciosa; como la historia, imaginativa como siempre, que nos cuentas. No sabes la alegría que siento cuando entro en tu blos y tenemos noticia.
A mí me pasa como a Teresa. Cada nueva entrada de tu blog es un regalo muy apreciado. Tan lejos y tan cerca en muchas de las costumbres populares...
Pues ni imaginas, queridas amigas, Tere, Ángela, Montse, lo bien que me hacen sus lecturas y sus comentarios. Como agua en el desierto. Muchas gracias a las tres.
Que bueno encontrarte en tu blog Alicia. Entraba de vez en cuándo y nada que no aparecías. No te ovides de hacerlo que nos proporcionas unos buenos ratos. Soy Antònia de Barcelona. La que te felicitó por tu cumple y te conoció en el de amm. De una compatriota a otra (es un decir) bienvenida.
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