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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

17 abril 2006

Y otra vez en viaje: Sigüenza


En la foto, la Plaza Mayor de Sigüenza. La mañana del martes desayunamos en el comedor del hotel (un lujo), y arrancamos otra vez, siempre con rumbo norte, hacia Bilbao. El camino sería largo y entretenido, y sorprendente. Primera parada: Sigüenza, el último pueblo que veríamos de Castilla La Mancha. Pero para llegar hasta allí tuvimos que cruzar el mítico Tajo, por los embalses de Buendía y de Entrepeñas, atravesar La Alcarria (aquella de los caminos rurales de Cela), paisajes de Castilla, que parecen ahora tan bucólicos.
Y Sigüenza, ese pequeño pueblo, con sus dos joyas: el castillo, que ahora es uno más de los paradores nacionales, fantástico, y el lánguido doncel, que yace para siempre en una capilla de la catedral.
La historia del doncel es curiosa: un joven noble castellano, Martín Vázquez de Arce, que muere en batalla con los moros, en Granada. Su familia, ante la tragedia, se hace de un lugar en la Catedral de Sigüenza para enterrarlo; y uno de sus hermanos, obispo en Canarias, encarga el monumento fúnebre. Probablemente ni él, ni ellos, podrían imaginarse que su vida quedaría inmortalizada. La escultura, hecha en alabastro, continúa siendo anónima, pero se supone que pudo hacerse en un taller de Guadalajara. La cuestión es que para 1492 ya estaba allí, adornando la tumba del joven don Martín. ¿Y qué tiene de particular? Ah, es maravillosa! Pero además es interesante y curiosa en la historia del arte: representa por un lado lo mejor del gótico tardío, y también el paso siguiente, el tímido pero definitivo paso hacia el Renacimiento, es decir hacia la modernidad. Don Martín yace tumbado, apoyado en almohadones, uno de sus brazos sosteniendo la cabeza, y el otro...un libro! El doncel está leyendo allí ya para siempre. O mejor dicho: acaba de leer, porque su vista no está clavada en el libro, sino en algún punto del horizonte, como quien piensa distraído sobre algo de lo que acaba de leer. Tiene todavía las formas estilizadas, como estiradas, del gótico, pero también la cara con rasgos, la humanidad del cuerpo preparado para el placer del Renacimiento que empieza: el doncel no es un ángel incorpóreo y asexuado, no. Es un joven romántico que lee tendido, con una mirada lánguida, que quizás lamente su propia muerte. Y a sus pies un niño paje lo mira y llora. La muerte ya no está mostrada únicamente como el pase seguro al Paraíso, sino como el dolor que es, como una verdadera tragedia.
Y esa maravilla, esa muestra del mejor gótico y ya de otra cosa que vendría está allí todavía, en una capilla lateral de la catedral de la pequeña y preciosa Sigüenza. Ahora mismo el doncel ya no descansa en soledad; a su alrededor sus padres, que murieron después que él, y sus hermanos. Pero él, de vida trágica y breve, tiene la que probablemente sea la tumba más bella de toda España.

1 Comments:

Blogger albertiyele said...

El autor siciliano es Andrea Camilleri, nacido en Porto Empedocle (parece broma, pero es así tal cual), Sicilia. Y lo del habla de los españoles: a mí me encanta, y no creo que lo arruinen todo, no. Lo único que no me gusta es su manera de traducir.

8/5/06 09:11  

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