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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

07 junio 2007

Apenas ayer

No suelo sentarme a escribir sobre lo que me pasó hace un rato o sólo ayer. Prefiero siempre decantarlo, organizarlo, esperar a que ese episodio, hallazgo, idea, lo que fuera, se convierta de alguna forma en relevante, adquiera consistencia, digamos. Me dirán qué relevancia o qué consistencia tiene mi almácigo de tomates sembrados en un envase de huevos. Sí, ya sé. En realidad nada de lo que escribo aquí tiene ay qué relevancia. No soy Colón descubriendo nuevos continentes, ni Armstrong pisando por primera vez la luna, ni siquiera Aquiles arremetiendo furioso (el sueño de un héroe soñando el sueño de un héroe) contra el buen Héctor, no. Soy casi nada, ni un grano de arena en la playa, una mujer intentando una vida en un lugar desconocido, como tantas otras miles y miles con más o menos fortuna. Con banales batallas cotidianas que no gana nadie ni pierde nadie, con conquistas de nada, de territorios habitados por nada ("Así es mi vida, / piedra, / como tú. Como tú, / piedra pequeña. / Como tú, / piedra ligera; / como tú, / canto que ruedas / por las calzadas / y por las veredas /como tú, /guijarro humilde de las carreteras, / como tú, / que en días de tormenta / te hundes en el cieno de la tierra / y luego /centelleas / bajo los cascos / y bajo las ruedas; / como tú, / que no has servido / para ser ni piedra / de una lonja / ni piedra de una audiencia, / ni piedra de un palacio, / ni piedra de una iglesia... / como tú, piedra aventurera... / como tú / que tal vez estás hecha / sólo para una honda... / piedra pequeña / y / ligera." )
Pero ocurre que muchas veces, muchas, me he preguntado qué extraño tanto además de lo obvio. Qué cosas de la vida cotidiana, si finalmente la vida aquí no es tan distinta de la de allí. Anoche terminó ese taller de Pessoa, y con esa excusa nos fuimos a comer un alguito por allí y seguir la charla, ya sin papeles ni libros en la mano. Y allí estábamos tres mujeres hablando sentadas en la terraza de un bar cualquiera, de una ciudad cualquiera. Risas, confidencias más o menos íntimas, recuerdos, o simplemente comentarios ligeramente maliciosos, ligeramente inocentes también; picoteo de tortilla (rica, riquísima) y unos mejillones y una copa de vino, ruido de platos y de vecinos de mesa y una cierta complicidad de tres amigas charlando alegremente. Nada, dirán ustedes. Nada, hubiera dicho yo hace dos años, cuando eso ocurría o podía ocurrir cualquier tardecita en Buenos Aires. En mi vida de dos años para acá, como un milagro, que yo les agradezco a esas dos amigas nuevas. Por un rato fui, otra vez, una mujer con una vida normal.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Todos intentamos una vida; desde donde siempre, o desde un nuevo lugar...
Los países los hacemos nosotros, no al contrario. Anoche, en un rincón de Palma, tres mujeres hacían un país. Un país pequeñito (chiquito) pero muy rico, pacífico pero risueño, suficiente pero generoso... la más real y legítima de todas las naciones, aquella que se improvisa y donde uno se queda porque en ese preciso instante se está donde se quiere estar.
Un beso, amiga.
P

7/6/07 16:02  

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