El Forn Fondo. Dulces otoños de Palma
Hay en Palma algunas pastelerías antiguas donde parece que el tiempo pudiera volver atrás. Son pocas, cada vez menos, y hay que disfrutarlas mientras duren. En una de ellas suelo sentarme, pedirme un café y un cremadillo de crema (que es mi pastelera), y pensar, mientras saboreo y mastico, en los prodigios de la memoria del paladar. Como además tiene sólo dos mesitas, y hasta hace poco ni eso, y todo el local está inundado de la dulce atmósfera de las masas y las cremas, es como meterse en un pequeño paraíso que ha conseguido conservar lo mejor del pasado. Ensaimadas, cuartos embatunats, robiols de crema, cremadillos, cocas de albaricoques. Una gloria.
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