Aquí y allá y en todas partes
Buenos Aires tiene una cara amable, bella, seductora, irresistible. Y una cara miserable, casi monstruosa, que duele muchísimo ver. Pero también la bellísima Pollença, por ejemplo. Y creo que por eso, porque en el verano español le vi la punta de las orejas a la cara horrible de la querida Pollença, preferí callarme tanto tiempo. Algún día contaré.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home