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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

15 junio 2013

Señores, yo soy del rojo de Avellanedaaaa



Papá de traje y corbata, la raya del pantalón impecable, el sobretodo encima si era una tarde de mucho frío, la última mirada de control en el espejo del hall; papá manejando su coche y atravesando la multitud de gente que, como él, iba la tarde del domingo a la cancha. Papá con la ventanilla del coche baja, a paso de hombre, y tratando de sonreír a quienes le hacían comentarios (esta tarde ganamos, don Pedro; vamos, don Pedro, vamos, todavía); papá ubicándose en su palco para ver el partido, callado, sin gestos, sin gritos, con la mirada clavada en el campo; papá levantando una mano, sin una palabra, si por fin su Independiente, su querido Independiente, hacía un gol. Y a la noche, de vuelta en casa, charlando con nosotras, su mujer y sus hijas, de cualquier cosa, o escuchándonos charlar. El fútbol no era un tema en la mesa familiar; era su asunto privado.

Ya cuando era mayor nos empezó a contar; que se había hecho hincha de su querido Rojo en Bahía Blanca, muy chico, una vez que el equipo había ido a jugar un partido de exhibición, a pesar de que su padre, como buen español, era de San Lorenzo; sería la década del 30. Y entonces también arrancaba mamá a contar que ella había visto el festejo de Independiente en Avellaneda, en casa de sus abuelos, en su primer viaje a Buenos Aires, también a mediados de los 30, y aquello le había parecido una cosa fantástica, que ella jamás había visto en su pueblo, y que había decidido que ella también festejaría, que ella desde ese momento también sería hincha de ese club que festejaba, sin saber muy bien ni qué era aquello del fútbol.

Muchos años después, en los primeros 60, Independiente fue la excusa para que viajaran a Europa por primera vez; fueron a verlo a Milán, y yo recuerdo ese viaje porque nos dejaron a Cristina y a mí en casa de los abuelos maternos. Y porque mamá volvió contando que en la cancha del Milan estaba nada menos que el Obispo de Avellaneda con una mujer! Un obispo con una mujer!!! (el obispo, que era Monseñor Podestá, colgó los hábitos poco después, y se rajó con esa mujer, o con otra, después de haber vendido hasta los santos de la catedral de Avellaneda. Esos eran tiempos). Y volvió también con la tela de mi vestido de comunión, que había comprado en Italia; y el misal y el rosario de nácar que yo usaría el 8 de diciembre).

Papá contaba que se había hecho socio del club todavía muy joven, quizás recién casado con mamá; que lo había llevado su querido amigo don Luis Rolando, bastante mayor que él, y le había dicho a la empleada que los atendió "acá traigo a este muchacho a hacerse socio; atiéndalo bien porque un día será presidente del club". Y fue presidente por primera vez en el año 79. Y desde entonces muchas veces. Y caminó por la Avenida Mitre tranquilamente hasta el final, ya ciego. Y la gente de Avellaneda lo respetaba y lo quería, y no sólo los hinchas de Independiente.

Donde quiera que estés, mi papi querido, si es que estás en algún lado, estarás un poco triste. Pero no será un drama. Los dramas, para vos, eran otra cosa. El fútbol era una fiesta, y siempre daba revancha. Dará revancha también esta vez, y los chicos, a los que quisiste tanto, volverán a festejar.

3 Comments:

Anonymous Nicolás said...

El fútbol no es solamente ese juego con pelota que se practica en el pasto. El fútbol es también historias como la que cuentas. O la de esos pibes cancheros que sueñan con hacerse un día dueños del 10 de la albiceleste. Es por eso que a uno le gusta el fútbol.
:-)

16/6/13 06:03  
Anonymous Angel Ossa said...

Lo siento de veras. Además, por el hecho de ser hincha de San Lorenzo, me siento un poco culpable.

16/6/13 13:56  
Anonymous Teresa G. said...

Ya veo que sigues al fin con el blog.El relato de hoy, la imagen simpática y vitalista de tu padre me un hecho pasar un buen rato. Teresa G.

17/6/13 13:19  

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