Nieve en la sierra

Esta isla tan veraniega y tan festiva, tan de playa ardiente y cala azul y velero reflejándose en el mediterráneo transparente, deja de ser caribe para convertirse en Europa en el invierno. Y yo disfruto más el frío que el calor, la verdad. Lo único lamentable es que, como le he escuchado toda la vida a papá, el frío no es para los pobres. Y aquí, como en todas partes, también hay gente que duerme abajo de los puentes o refugiada en los cajeros automáticos. Poca, por suerte, pero hay. Bendita y maldita humanidad. Mejor no pensar y disfrutar el paisaje.
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