Dos Málagas
La semana pasada, el miércoles (ya pasaron diez días y yo sigo procesando y procesando; en cualquier momento me va a empezar a salir humo por las orejas) viajé a Málaga. Llevaba muchos datos sobre la ciudad (datos turísticos, digamos; o al menos de los que pueden encontrarse más o menos en cualquier folleto de promoción o en cualquier página de Internet); llevaba muchas ganas de volver a ver a Marcela, a la que hacía tanto que no veía y que tengo siempre aquí conmigo; y llevaba muchos sueños y muchas deudas conmigo misma que no sabía si me atrevería a enfrentar, mezclados como se me mezclan siempre el impulso y el miedo.
Y hubo varias Málagas, que podría resumir en dos: la de las fotos, los paisajes, los paseos, los restaurantes, los museos, las calles repletas de tales multitudes que casi te llevan a donde quieren más que a donde querés ir; y otra ciudad más íntima, más cálida, más amorosa; la ciudad del encuentro y el reencuentro que ya estará conmigo para siempre.
Una, la turística, podré volver a verla cuando quiera. Está apenas a hora y media de avión y es bonita, alegre, acogedora. La otra, la mía, la absoluta y privadamente mía, la que me exigió un coraje que no tengo y por la que tuve que vencerme a mí misma, sé que es irrepetible.
De una, tengo fotos. De la otra, también hay alguna imagen, pero aunque pusiera aquí miles, nada podría mostrar la emoción y la conmoción.
Y hubo varias Málagas, que podría resumir en dos: la de las fotos, los paisajes, los paseos, los restaurantes, los museos, las calles repletas de tales multitudes que casi te llevan a donde quieren más que a donde querés ir; y otra ciudad más íntima, más cálida, más amorosa; la ciudad del encuentro y el reencuentro que ya estará conmigo para siempre.
Una, la turística, podré volver a verla cuando quiera. Está apenas a hora y media de avión y es bonita, alegre, acogedora. La otra, la mía, la absoluta y privadamente mía, la que me exigió un coraje que no tengo y por la que tuve que vencerme a mí misma, sé que es irrepetible.
De una, tengo fotos. De la otra, también hay alguna imagen, pero aunque pusiera aquí miles, nada podría mostrar la emoción y la conmoción.
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