Y más Barcelona
Y un puesto de fruta del mercado, uno de tantísimos, un canto a la sensualidad de los colores, los sabores, los olores; y los puesteros que conversan y ofrecen esto o aquello, y las vecinas que eligen y compran y cargan en los carritos, y un trasiego de gente que circula mirando, pesando, tocando, oliendo. Los mercados son una celebración antigua de la vida; un placer demorado y festivo. Una gloria. Este, el de la Boquería, tiene el lujo añadido de poder encontrar lo que se te ocurra, del lugar del mundo que se te ocurra, y mostrado como si se tratara de las vidrieras de una joyería.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home