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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

13 mayo 2006

De lo cotidiano o Vive la France

Es sábado, acabamos de comer algo ligero y nos preparamos para rajar a la playa. Me calzo el traje de baño (el bañador, la malla, como quieran o les suene mejor), un pareo, mi sombrero de paja, el libro, el termo con el café y mientras me rocío el pelo con un líquido que he comprado con la ilusión de que todavía ocurra el milagro y me crezca bello y saludable como el de las modelos esas que ofrecen shampúes en la tele (la ilusión, amigos míos, nunca se pierde, o al menos nunca debería), recuerdo que hay algo de mi aspecto que ninguno de ustedes (o muy pocos) saben: por fin aquí en la vieja Europa me he abandonado a las canas. El tema de las tinturas del pelo fue todo un tema bastante temprano en mi vida. Un problema diría mejor. Odio ir a la peluquería; la cabeza se me blanqueó tempranamente (quizás influencia paterna); mi peluquero porteño, el de siempre, empezó a acosarme para que me tiñera, hasta que, ay, terminó convenciéndome y convirtiéndome así casi en su esclava. Una vez al mes por lo menos tendría que pasar hora y media en ese antro con la cabeza enrollada en una pasta maloliente y pegajosa que me dejaba cada vez el pelo de un color diverso, y nunca a mi gusto. Demasiado rojo ("tía, tu cabeza parece un fósforo" me dijo una vez Gregorio), demasiado rubio, demasiado oscuro; siempre horrible. Y encima cada vez con un aspecto más chamuscado, lanoso, ingobernable. Pero claro, una vez comenzada la cosa, cómo resolverla. Maldito peluquero!
Bueno: aquí, donde no me conoce ni Dios Padre, decidí que me lo iba a dejar crecer, o mejor dicho que me lo iba a rapar casi al ras una y otra vez hasta que no quedara ni rastro de lo teñido. Y así hice.
Pero ocurrió que una tarde de hace ya un tiempo, por noviembre o así, me vi en el espejo con el pelo mal cortado, lleno de canas, triste, la verdad. Y con coraje, decisión y billetera dispuesta a gastar lo que hiciera falta, me adentré en la peluquería más paqueta de Palma: Jean Louis David. Requerida solícitamente por una empleada española, bajita, preciosa, de pelos audaces como buena empleada de peluquería, acerca de qué me iba a hacer, le dije que no sabía: cortarme el pelo, teñírmelo de nuevo, lo que quisieran. Y apareció entonces un francés, el dueño de la peluquería; un tipo grande, morocho y buen mozo que me dijo en un castellano arrastrado "¿tú quieges cogtagte el pelo? yo te lo cogto. ¿Tú quieges teñigte el pelo? Yo te lo tiño. Pego pegmite que te diga que ningún peluquego de este mundo te hagá en la cabeza nada mejog que lo que te han hecho Dios y el tiempo. Si tú quieges teñiglo, yo lo tiño; mejog paga mi caja, me compgendes?; pego te adviegto que cuando te vi entgar me he dicho qué bello pelo tiene esa mujeg y qué magavilla que no se tape sus canas" Ah! Vive la France!, pensé yo. Y qué vivos son los franceses! El tipo me cortó el pelo a máquina; en Jean Louis David no usan tijeras. Y me quedó bien; o al menos me gustó. Y sobre todo me quedó muy cómodo. Se acabó la esclavitud. Ya no más el apremio de taparme las raíces odiosas sí o sí una vez al mes. Sigo yendo a la coquetísima y francesa peluquería palmesana, que además cuesta lo mismo que todas las demás (caro, sí), pero sólo a cortarme el pelo de vez en cuando. Mientras me corta el pelo el francés y yo charlamos, mitad en francés y mitad en castellano, y me ha contado una historia de vida intensa y muy vivida. Evidentemente hay, habemos, en esta isla muchos escapados, por una razón u otra, de sus lugares de origen. La historia de la fuga de mi peluquero francés tiene algo de desesperación y algo de instinto de supervivencia también. En fin, ahora que pienso algo de eso debe haber en la historia de todos los inmigrantes, cualquiera haya sido la causa que los impulsó a partir.
Y lo que quería contarles, para que cuando me vuelvan a ver no se asusten, es que tengo el pelo corto y desplumado, muy, a máquina, y canoso, también muy, y que según el francés me queda "muy majo".

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

HOLA ALICIA!!!!
Aunque parece que no estoy, aun te leo en el blogger, y realmente hoy me hiciste reir. Ya no te puedo seguir con tanta foto y tanta produccion escrita, pero hago todo lo posible. Apoyo todo lo comentado en relacion a las mujeres de 50 y sin tanto insulto porque no es mi marido, pero yo le diria lo mismo, realmente me pegó. En relacion a las canas estoy esperando una foto, seguro que te queda muy interesante, decile al frances que venga hasta Argentina que peluqueros asi, aca no se consiguen. Con tal de hacerte gastar te tiñen hasta las pestañas.
Chau
Cariños
Monica

22/5/06 20:01  

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