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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

03 julio 2012

El sagrado matrimonio



Así éramos el Bibi y yo hace ya ni sé cuántos años, cuando todavía ni éramos novios ni podíamos remotamente imaginarnos los hijos que nos esperaban en el porvenir.

Sin embargo más de 30 años después vengo a descubrir que es probable que toda esta vida juntos no fuera más que una farsa que escondía oscuros intereses: el Bibi, con esa cara de chico inocentón, esas cadenitas y esos pelos, ya elucubraba que un día yo sería española y él podría aprovecharse vilmente de toooooodas las ventajas que esto conllevaba. Ay de mí! Haberlo sabido antes! Treinta y un años de paciencia y de yugar, que dice el tango, le llevó al hombre sacar ventajas de mi españolidad; y yo, ilusa que es una, toda una vida confiando en su inocencia.

Resulta que aconsejada por quien me entregó mi flamante partida de nacimiento, fui al Registro Civil con la intención de registrar mi matrimonio, mi sagrado matrimonio, en el Reino de España (del que ahora soy súbdita, y vaya que soy súbdita; ya me voy dando cuenta). Me dieron allí una hojita informativa en la que aparecen todos los documentos que tengo que recopilar: partidas de nacimiento por tripilicado, de los cónyuges y de los hijos, todas apostilladas, por supuesto; certificado de matrimonio, por duplicado, apostillado; documentos de identidad (DNI y Pasaporte y NIE) por triplicado; certificado de empadronamiento familiar (por duplicado); formulario preimpreso debidamente completado y firmado por ambos cónyuges. Y una nota al pie: no hace falta que se presenten ambos, con uno de los dos es suficiente.

Muy bien. Recopilo (y recopilo y recopilo, y legalizo y apostillo y pago tasas, y llevo y traigo de acá para allá y de allá para acá, y pido turno por internet en el Registro Civil de Buenos Aires 20 días antes de irnos en marzo, porque sólo atienden con cita previa; y uso una mañana de esos pocos días porteños para ir a ese Registro Civil en la loma del cachilo a buscar una partida de nacimiento nueva del Bibi, porque la que tenemos es vieja y ya no sirve; y uso otra mañana para ir al Ministerio del Interior a legalizarla, y para ir al Ministerio de Relaciones Exteriores a apostillarla, y en todas partes pago y pago y pago; y uso otra mañana para ir a la casa de Formosa en Buenos Aires a solicitar una copia de la partida de nacimiento de Joaco, porque ya no nos queda ninguna; y le pido a Néstor que me la retire y la legalice y la apostille; y una amiga me la trae cuando viaja, un mes después, porque no me animo ya a mandar nada por correo ni público ni privado (ya me perdieron varios documentos de esos que me hacen perder tanto tiempo y dinero), pero por fin lo consigo y tengo todo, y armo una nueva carpeta con originales y copias mil, todo ordenado y perfectamente recopilado). Muy bien.

Con esa carpeta y mi santa paciencia me apersono en el Registro Civil de Palma, a inscribir por fin mi matrimonio. ¿Que por qué y para qué quiero inscribir mi matrimonio? Para no tener que pedir un certificado a Buenos Aires cada vez que me lo piden por algo (que la Seguridad Social, que la Tarjeta Sanitaria; que la declaración de la Renta, etc, etc. Y para nada más: el Bibi y los chicos tienen permiso de residencia en España hasta el 2022, y el trámite de ciudadanía empezado hace más de dos años. Ninguno necesita ahora mi flamante ciudadanía española, que nos hubiera sido a todos tan útil hace siete años)Y entonces me atiende una empleada que atentamente me revisa los papeles (siempre falta algo, por supuesto, en este caso además de mi nueva partida de nacimiento española necesito la argentina; pero por suerte me queda todavía una copia, apostillada) y me dice muy sonriente que me dará cita para el 19 de julio.

Le pregunto para qué me dará cita; me dice que debemos presentarnos los dos, el Bibi y yo, para que ella misma nos formule un interrogatorio "breve" (no más de una hora, me dice). Empiezo a sorprenderme. Le señalo que en el papelito que me dieron dice que no hace falta que se presenten ambos cónyuges, que mi marido trabaja todos los días y le será difícil encontrar una mañana libre; me responde que el papelito sólo indica cómo comienza el trámite, pero que ella tiene que hacernos ese interrogatorio; le pregunto de qué clase de interrogatorio se trata (no salgo de mi asombro). Me dice que se trata de un interrogatorio sobre nuestra "situación amorosa" (sic). Me imagino una cosa así No puedo creerlo. Le pregunto si me puede explicar por qué, para qué necesita interrogar sobre ese asunto a un matrimonio que lleva, como ve en los papeles, más de 30 años casado. Me dice que aquello (mi matrimonio, mi sagrado y ya añejo matrimonio) bien podría ser un "matrimonio por conveniencia". Se me salen los ojos de las órbitas. Resulta que el Bibi y yo somos sospechosos; es posible que nos hayamos pasado más de media vida queriendo engañar al noble estado español, y ahora nos van a descubrir.
Le pregunto a esta funcionaria del Registro Civil si cuando se presenta una joven de 25 años y un señor de 82, ambos españoles, con intenciones de casarse, alguien les hace esa clase de interrogatorio, si a nadie se le ocurre pensar si ese no será un matrimonio por conveniencia. Me dice que no, que por supuesto que no, y se sonríe, y exclama "ah, qué pícara que es usted!". Ay mi madre, qué de cosas le diría yo a esta señora. Pero sólo le digo que me parece que será mejor que dejemos el trámite allí, que no creo que valga la pena tanta complicación (quiero decirle humillación, quiero decirle disparate, quiero decirle boludeo soberano; pero sólo me sale complicación; se ve que tengo la buena educación muy encarnada). Y entonces se alarma: no, señora, no haga eso. Usted debe registrar su matrimonio aquí; piense que para España usted no está casada, usted es soltera (qué bien, pienso, mirá qué bien), pero me pregunto para qué entonces para todo y más me hacen pedir un certificado de matrimonio a Buenos Aires, y siempre nuevo; no puedo ni siquiera pedir de a dos o tres porque tienen una validez de tres meses desde que se emiten; cada vez uno nuevo y vuelta a empezar, y ahora resulta que yo para España soy soltera. Las administraciones públicas no dejan de asombrarme. Me dejan con la boca abierta, completamente azorada.

El último día de este mes el Bibi y yo cumpliremos 31 años de casados. Pero antes, el próximo 19 de julio, nos presentaremos ante el registro Civil español a que nos interroguen sobre nuestra situación amorosa. Ambos somos sospechosos, muy sospechosos. Con lo inocentes que parecíamos a los veinte años. Las vueltas que da la vida.

5 Comments:

Anonymous Ángela said...

Esperemos que, cuando vayáis al interrogatorio, a esa señora no le dé por decir que vuestro matrimonio es de conveniencia y decida hacérselo saber a las autoridades argentinas, por si hubiere lugar a algún tipo de sanción.
¡Qué locura!
¿No pediste hablar con su superior? Para mí, está claro que ese trámite no tiene sentido en tu caso, parece como si la señora no supiera lo que está haciendo.

3/7/12 22:16  
Blogger albertiyele said...

Parece que este interrogatorio forma parte de los requisitos para celebrar un matrimonio entre un ciudadano español (en este caso, yo) y un extranjero (mi Bibi). Primero me indignó; ahora, ya más clamada, me da hasta risa. Hasta donde yo sé la Argentina no tiene prevista ninguna clase de sanción para matrimonios por conveniencia. No creo que exista siquiera esa figura legal.

3/7/12 23:26  
Anonymous Anónimo said...

albertiyeleHola encontre en Internet esta nota, soy la esposa deu nieto de Aquiles Carabelli, mi nombre es Liliana Herrero casada con Marcelo Manterola Carabelli, soy una buzcadora de informacion adicta alos arboles genealogicos, y me encantaria poder conseguir la foto de la quehablas con tanto afecto,vivo en Bhaia Blanca a una cuadra donde se hallaba la farmacia, que tantas veces me contaba mi suegra de esa esquina de Ohiggins y Arribeños
"Mi abuelo trabajó en la farmacia Carabelli desde el año 21 ó 22 hasta que se jubiló, alrededor de 1955. Además en la farmacia conoció a mi abuela, que era la cajera cuando él llegó. Tengo por lo menos una foto preciosa de la farmacia, que es anterior a 1922, porque ese año se casaron y mi abuela dejó de trabajar.
Por ahora es imposible porque vivo en España y entre las cosas que se quedaron del otro lado del mundo están las fotos. Pero te prometo que la próxima vez que vaya a Buenos Aires de alguna forma te voy a hacer llegar la foto, que es preciosa. Mi abuelo, el de la farmacia Carabelli, se llamaba Pedro Iso; mi abuela, su mujer, era Luisa Pujó; y de paso: la madre de Luisa (mi bisabuela, Ida Thomas) era una belga que tenía una pensión no sé si en Maldonado o en Ingeniero White, pero sé que en su pensión vivían ferroviarios. Voy a tratar de averiguarlo y te sigo contando.
7 de septiembre de 2009 22:23 albertiyele"
te envio mi Mail lilianah_27@hotmail.com
desde ya que agradeceremos tu atencion , me encanto tu blog un saludo desde Bhaia Blanca

6/7/12 12:33  
Anonymous Teresa G. said...

Estaba absolutamente perpleja tras haber leído tus peripecias en torno a tantos documentos. Qué complicado lo hacen todo. Esas dudas que albergan acerca de tu soltería resultan, Alicia, curiosas y divertidas. Tómatelo así. Pero cuando he leído la amable carte de Liliana Herrero, he tenido la sensación de que el mundo es muy pequeño y muy cercano. Casi es lo que más me ha sorprendido. Un abrazo.

7/7/12 19:36  
Anonymous lilianaaporto said...

Ali, ya me reí con vos un montón el domingo....me hiciste pasar un día inolvidable, sos una persona entrañable y alegre, culta,con la que se puede hablar de todo y hasta freir patatas...pero esta nota me encantó, volvi a reír como si no me lo hubieras contado...tu energía y alegría son contagiosas...ojala la vida me permita compartir con vos más domingos como este...no se si volveré a encontrarte en mi derrotero pero bienvenida a mi vida...Liliana

19/9/12 07:46  

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