Con ustedes: Manolito
Hicimos la transacción en la puerta del supermercado del pueblo, porque por teléfono nos dijo que vivía en una finca que nos resultaría difícil de encontrar. Nos contó que hace más de veinte años que vive en la isla, pero no sabe decir en castellano ni en catalán ni en ninguna otra lengua romance ni buen día. En un inglés musical nos dijo que el perrito estaba un poco sucio porque el día anterior había llovido y había estado correteando por esos prados de Dios. Cuando llegamos a casa y lo pudimos mirar con detenimiento y sobre todo con luz descubrimos que todos esos montículos que yo le vine tocando desde Sa Pobla hasta Palma no eran yuyos ni abrojos: eran pulgas, montones, millones, verdaderos enjambres de pulgas que se lo estaban literalmente comiendo vivo. Cuando lo metí en la bañera y le pegué la primera fregada y la primera enjuagada casi me descompongo: por el desagüe se iba la sangre que las picaduras de pulgas le iban sacando del cuerpo. Allí mismo, en ese primer baño, le ahogamos unos cuantos cientos; las que quedaron vivas se le instalaron en la cabeza, que fue lo único que por razones obvias no le pudimos sumergir.
Dos semanas después está completamente expulgado, limpio, vacunado, desparasitado y hasta perfumado con Christian Dog. Ayer lo volvimos a llevar al veterinario y pesa casi el doble de lo que pesaba al llegar. El tipo ya tiene hasta pasaporte comunitario, qué lo parió. En honor a sus cejas peludas y al inolvidable personaje de Quino, y ya que es el primer español legítimo y legal de la familia, le pusimos Manolito. Se da la casualidad, ay, de que su veterinario se llama igual que él. Hoy, hace apenas un rato, le pegué el primer chirlo de su vida: descaradamente y a pesar de mis voces de franco tono autoritario se manducó la suela de mis pantuflas recién estrenadas en menos que un gallo canta.
Ahora, acobardado "como un pájaro sin luz" que dice el tango, duerme con la cabeza apoyada en mi pie derecho mientras yo les escribo. Me parece que nunca en mi vida un dinero gastado me proporcionó más placer.