Diario de viaje: una argentina en Mallorca

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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

21 mayo 2011

La playa, la primavera y los libros

   Cuando salgo para la playa son las dos de la tarde y los chicos duermen. La farra de anoche, la despedida escolar, duró casi hasta que salió el sol. Hacen bien. Hacen muy bien. En el Puerto de Pollença me tumbo al sol de una calita de esas que parece que alguien hizo a mi medida. Si hubo otras vidas me gustaría que me hubieran tocado allí. A mi alrededor hay pinos, tamarindos, palmeras, arena, Mediteráneo que viene a dar mis pies en un vaivén suavísimo y cuántas personas? Seremos diez, doce? A ver: una pareja joven de ingleses rosados con dos chiquitos, que juegan con sus padres en la orilla, a mi izquierda, son la imagen misma de la armonía familiar, el padre les explica algo de los peces que se traslucen en el agua, la madre los mira y sonríe, casi no se los oye, ; dos parejas mayores de franceses, ellos con unos trajes de baño diminutos, horrorosos, ellas vestidas con pantalones pescadores y remeras y pelos de peluquería. Los cuatro leen, de vez en cuando comentan algo del tiempo o del mar, casi no se los oye. Están a mi derecha. Un poco más allá hay dos chicas y dos chicos ingleses, cada uno con su libro en la mano; no distingo los títulos, parecen ediciones de bolsillo; están juntos pero reconcentrados cada cual en su historia; dos veces en toda la tarde se levantaron de las reposeras y se acercaron risueños al mar, charlando. Casi no se los oye. Y detrás de mí, a la sombra de un pino, una pareja joven de españoles con una nena de unos 5 años; el padre habla por teléfono sin parar; la madre está tumbada al sol boca abajo, parece dormida; la nena va y viene de la orilla a la reposera de su madre; se desgañita llamando a la madre, que duerme, o parece; al padre, que le hace señas con la mano porque no larga el teléfono. La nena les grita en catalán y en castellano, salpica a los franceses y enchastra con arena a los ingleses; nadie levanta la cabeza de los libros. Cuando por fin la madre sale del sueño y el padre del teléfono hablan entre ellos en voz bastante alta; hablan en castellano. La nena los sigue llamando a gritos, en los dos idiomas. Ninguno de los dos le contesta, tienen mucho de que hablar. Yo tampoco levanto la cabeza de mi libro, me digo, y sin embargo...
Empecé hoy a leer una novela que fue Premio Nadal en el 69, todavía no me acuerdo del nombre. Se supone que es una novela policial. Me la compré hace poco en el mercadillo de libros viejos de la Misericordia, junto con Bearn, de Villalonga, que terminé anoche.
Tengo una montañita de libros esperándome. El verano todavía no empezó. La primavera se presenta tibia y con sol. Es momento de playa y libros.

20 mayo 2011

La escuela

   Hoy fuimos a la fiesta de egresados de Ramiro. El último hijo que termina la escuela. Debería sentir alivio, sensación de deber cumplido o de etapa culminada. Nada de eso. Siento una enorme nostalgia. Entré a una escuela por primera vez a los 4 años. No tengo recuerdos de ese día preciso, pero sí de muchos días de los primeros años escolares. La escuela siempre fue una fiesta. Cualquier escuela es una fiesta, la mejor de las fiestas. Salvo la etapa unversitaria, de los 17 a los 25, el resto de mi vida estuvo ligada a alguna escuela. Los períodos escolares, de marzo a diciembre, son mi medida del tiempo. Incluso estando aquí, donde las clases empiezan en el insólito mes de septiembre y terminan en junio. Tengo los años que vivimos aquí acomodados por los cursos escolares de los chicos. ´

   Hoy terminé la escuela. Me acuerdo de María Elena preguntándose si existe la vida después de la escuela secundaria. No lo sé; tendré que aprenderlo. C'est fini. S'ha acabat. The end. ¿Cómo mediré el tiempo de aquí en más?