Diario de viaje: una argentina en Mallorca

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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

01 julio 2011

2 de junio



Uno no sabe cuando se va dormir que el día siguiente será una fecha que no va a olvidar ya nunca más. La noche del 1 de junio fue una noche de insomnio, como tantas otras. Me acosté tarde, di mil vueltas en la cama, entré y salí del sueño mil veces, me levanté, fui al baño, tomé el aire todavía fresco en la ventana, volví a la cama. Cuando amanecía me rendí; duró muy poco. A las 7 me despertó Rubén con la cara que ya le vi una vez. Tu papá, me dijo. Y no hizo falta nada más. Entendí como se entienden las cosas en los sueños que el hilo delgado al que se había aferrado quién sabe por qué mecanismo de supervivencia por fin se había quebrado.
Después todo fue un caos de buscar pasajes, valijas, ropa, documentos, y salir corriendo al aeropuerto. No voy a contar aquí qué pasó exactamente porque no quiero ni acordarme, pero lo cierto es que hice, hicimos, todo para llegar a las 8 de la mañana del 3 de junio a Buenos Aires y llegamos a las 8 de la mañana del 4, cuando el cuerpo de papá ya estaba encerrado en una caja para siempre y guardado donde dispusieron que tenía que estar guardado.
Pensé en la muerte de mi padre cientos de veces en los últimos 2 ó 3 años; cientos de veces temblé cuando sonaba el teléfono en esta casa tan lejana de la mía, cientos de veces pensé cómo haría para ver a mi padre muerto, para besarlo muerto. Nunca se me ocurrió pensar que no podría verlo y que no podría besarlo y despedirlo. Las cosas son así.
Lo quise mucho; quizás incluso lo quise más de lo que debí quererlo. Y sé también que él me quiso mucho; creo que fue la única persona que entendió el esfuerzo que a mí me costaba hacerme querer, y quizás por eso me quiso. No fue un hombre perfecto. Si Dios nos da otra vida, en otra vida lo buscaré desesperadamente para que vuelva a ser mi padre, con todos sus defectos. Abrazada a papá, con la cabeza apoyada en el hombro de mi papá, yo era la persona más y mejor protegida del mundo. Sé que en ningún otro lugar encontraré esa protección. Con él se fue mi amparo. Lo supe siempre.